27 diciembre 2009

Y llegó la Paz a mi vida, por Miguel J. Arroyo


Tenía 5 años cuando escuché hablar por primera vez de la BLANCA PALOMA DE CAPUCHINOS, gracias a una prima mía que casualmente se llamaba María de la Paz, como la Gran Señora del Miércoles Santo. Ella me contaba cada vez que nos veíamos la emoción que sentía al ver a “su Virgen de la Paz” y lo que para ella era un Miércoles Santo. Yo empecé a conocerla poco a poco, pero no fue hasta hace 2 años cuando en su Rosario de la Aurora me cautivó, quizás fuese su mirada, quizás su aroma de azahar o fuesen sus manos las que me agarraron y me llevaron hasta su regazo. Era una mañana fría de octubre y la Plaza de Capuchinos despertaba con el tono de una guitarra y la oración de “Bendita sea tu Pureza”, en ese momento el Cristo de los Faroles se encontró con la Cara de la Reina Pura y Franciscana de la Paz, la blancura de sus manos y la serenidad de su rostro hicieron que la fría mañana se convirtiera en un cálido ir y venir de gente, eran sus hijos que día a día miman, cuidan y guardan a su Madre para que brille más que nunca, para que la rosa que resurge entre el empedrado de una plaza, esté aún más hermosa si cabe.

Y es que Ella se lo merece todo, por ser la Abogada nuestra, la Mediadora de nuestra Salvación, la que da Paz en tiempos de guerras, la que nos ayuda día a día en este mundo, por eso y por mucho más Ella me llamó y en el día de hoy puedo sentirme orgulloso de llamarme hijo suyo, como no, vuelvo a reiterar que son sus hijos los que la engrandecen aún más y por eso yo doy Gracias a algunos de ellos, que me abrieron las puertas de la Hermandad de la Paz y me acercaron a Ella hasta el día que decidí hacerme hermano y estar más cerca de “mi Paloma de Capuchinos”, desde aquel día disfruto de días de convivencia con mis hermanos, de trabajo en equipo, de momentos de ilusión y emoción y es que es tan bello poder compartir un mismo sentimiento, sentirte miembro de una gran familia como es esta Hermandad…por esto y por mucho más, llegó a mi vida la Gran Señora de la Paz.

Un abrazo.

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