Fotografía: Juan Miguel LubiánY de nuevo reinó la Paz en Córdoba. Muchísimas eran las personas que esperaban laa salida de la Paloma de Capuchinos y muchos más la esperábamos aquellas personas que pasábamos cada fin de semana montando y preparando todo.
Todo comenzó como siempre, con ese sol reluciente alumbrando al Cristo de los Faroles. Multitud de blancura se agolpaba en la iglesia, cuando se empezaron a oír los primeros sones de esa banda retumbando ya por Capuchinos. Fue emocionante volver a vivir ese momento, parecía que sólo habían pasado unos pocos meses desde la última Estación de Penitencia.
Empezaron a salir esas largas filas de nazarenos... hasta que llegó el Rey de Capuchinos. Fue otro momento de emoción viendo como Él abandonaba esa plaza y como poco a poco iba navegando por las calles de Córdoba.
¿Y qué decir de Ella? La Paloma de Capuchinos... que iba dejando aroma de primavera por las calles, llenándolas y dejando su huella de Paz...
Momento emocionante fue el verla entrar a Ella... todos la estábamos esperando. Entró por ese cancel llena de blancura y de pureza reluciendo como siempre...
Se me hizo un nudo en la garganta... muchos sentimientos se mezclaron y muchas cosas que se le piden a Ella, a la Madre de Dios.