06 marzo 2009

Iuventûs, por Juan Miguel Lubián


Nos preparamos ante el acontecimiento más importante entre nosotros… la Semana Santa… Aunque ante todo vivimos su Cuaresma; en los que lo vivimos desde la juventud, con gran satisfacción, todo son nervios, preparativos, montar, limpiar... todo para el día mas grande... el Miércoles Santo.


Tras el año pasado en el que no hicimos Estación de Penitencia, deseamos con ganas ese día en el que esperamos que el sol haga brillar a nuestros Titulares, en el que se ponga en la calle nuestra cruz; la que vivimos día a día para que salga todo como esperamos y deseamos, y que recorra las calles cordobesas para dar testimonio de lo que viene detrás… ante todo, un guión joven abriendo camino a los Titulares... el Rey de Capuchinos elegante y único levanta la emoción de quien lo espera, de quien lo siente y de toda aquella gente que desea ver un Miércoles Santo más... Deja paso a esa Blanca Paloma que bajo su balio ochavado con su manto brilla como más...


Por la noche no hay más luz que ilumina que la de sus ceras, cuando pasan por los jardines de Colón, esas ceras llenas de alegría, amor, devoción y un sinfín de sentimientos que culmina con esa carita dulce que no dice adiós, sino un hasta luego, y que nosotros, los jóvenes, vivimos como si fuéramos más niños aún, portando el entusiasmo que hemos cargado durante esos días previos a la Semana Santa… la Cuaresma.

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