09 marzo 2009

Platas y perlas para la Paz - Diario ABC

Domingo, 08-03-09
POR LUIS MIRANDA
SALTERAS (SEVILLA). Puntada a puntada, perla a perla, el nuevo manto de María Santísima de la Paz y Esperanza está a punto de salir del taller de bordados Salteras para llegar hasta donde más lucirá y más lo esperan los hermanos y devotos: en los hombros de la Paloma de Capuchinos.
Por invitación de la hermandad, ABC ha conocido el proceso de elaboración de este manto, una de las grandes novedades en la Semana Santa de Córdoba de 2009, que ya se encuentra al 90 por ciento de su terminación y que se bendecirá el próximo Viernes de Dolores, día en que lo llevará por primera vez la Virgen de la Paz y Esperanza con ocasión de su tradicional besamanos. La imagen lo lucirá sobre su paso de palio pocos días después, el Miércoles Santo. La cofradía ha realizado un gran esfuerzo económico que espera compensar en parte con aportaciones de hermanos y devotos.
Se trata de un manto bordado en hilo de plata fina sobre lamé de seda en color crema. Sus medidas son 5,70 metros de boca (la parte que se coloca sobre los hombros de la imagen y cae a sus costados) y 4,90 de cola. Abundan en toda su extensión perlas, cristal de roca y cristal swaroski, que enriquecen el bordado y dan contraste al trabajo en hilo de plata.
El corte de la pieza tiene ciertas diferencias con lo habitual, ya que el manto se tiene que ajustar a una de las peculiaridades del palio de la Virgen de la Paz: la ochava, que con sus dos varales obliga a un pequeño ajuste.
José Manuel Azuaga, miembro del taller Bordados Salteras, explica que el dibujo que realizó Fray Ricardo de Córdoba para el manto «tiene un aire romántico», y por eso los artífices han decidido trabajar con algunos puntos que se utilizaban en el siglo XIX, en consonancia con el estilo. Es el caso de la puntita doble y de la media onda, propios de la época.
El manto no tiene iconografía, sino que se basa sobre todo en motivos vegetales, pero de él destacan varios elementos. Por un lado está la greca exterior, que no está bordada sobre lamé, sino sobre malla de oro, de forma que da impresión de transparencia. En esta parte, que recorre todo el perímetro externo, está realizada en hojilla, el bordado considerado como más rico y estético.
Cuernos de la abundancia
Del conjunto destacan sobre todo los diez cuernos de la abundancia, con trabajo de gran variedad y volumen. Estas cornucopias se han bordado sobre cartulina montada para que adquieran el relieve propio de estos elementos simbólicos, y en ellas destaca la variedad de puntos.
De los cuernos de la abundancia brotan varias flores, como dalias y rosas. Las primeras están realizadas a dos tonos, para que haya contraste entre cada una de sus piezas, mientras que las rosas se han bordado pétalo a pétalo.
También brillará con luz propia la gran dalia desplegada que lucirá en el centro del manto, que suele ser la parte más perceptible por el espectador durante la estación de penitencia. El amplio espacio libre entre esta flor y el resto de motivos hará que se pueda apreciar con toda nitidez el trabajo de los bordadores.
A lo largo del manto abundan también las piezas perfiladas con lentejuelas, todas ellas realizadas en plata de ley, que llamarán bastante la atención del espectador, pero también aplicaciones de cristal de roca y swaroski, y de una piedra llamada marquesita, que romperán la preminencia del bordado en plata y proporcionarán abundantes detalles.
Otro de los elementos vegetales son las ramas de olivo, que como símbolo de la paz está muy ligado a la imagen de Capuchinos. En algunos de los motivos vegetales prolifera el bordado de canutillo, para dar efecto de realidad a las piezas, que semejan «como si se estuviera retorciendo».
No precisará de toca sobremanto, ya que la zona en que se suele colocar esta prenda se distingue de las demás, algo que también sucede en mantos como el de Nuestra Señora Reina de los Mártires.
El conjunto se completará con una nueva saya realizada con los mismos elementos compositivos y con las mismas técnicas. Como el manto, llevará una greca inferior bordada en hojilla de plata sobre malla de oro, lo mismo que la cinturilla que también se está ultimando en Bordados Salteras.
Aunque hubo que hacer pequeños cambios al diseño original de Fray Ricardo de Córdoba y se suprimieron las aves del paraíso que había pensado el capuchino, el manto mantiene el aspecto original, con varias «aguas» cayendo desde la cabeza hasta la cola alternándose con espacios lisos, lo que le proporciona un singular contraste.
José Manuel Azuaga no teme que el contraste entre el blanco del hilo de plata y el color crema del soporte reste vistosidad al manto y está seguro de que serán muchos los que sabrán apreciar su calidad.

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