Del evangelio de San Juan (19, 26-27)
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre". Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.
Meditación
En la cumbre del Gólgota,
junto a la cruz de Jesús,
se recortan las siluetas
de la Madre y el discípulo.
Los retablos de nuestras iglesias
se coronan con estas mismas imágenes.
Todo es cima en la cruz.
Muda e inmóvil, junto al patíbulo,
está la Madre Dolorosa,
viendo morir al hijo abandonado.
Y desde entonces
se remedió la soledad de la Madre
y la orfandad de todos:
somos hijos regenerados,
hijos bien nacidos en el dolor.
En la cumbre del Gólgota,
junto a la cruz de Jesús,
se recortan las siluetas
de la Madre y el discípulo.
Los retablos de nuestras iglesias
se coronan con estas mismas imágenes.
Todo es cima en la cruz.
Muda e inmóvil, junto al patíbulo,
está la Madre Dolorosa,
viendo morir al hijo abandonado.
Y desde entonces
se remedió la soledad de la Madre
y la orfandad de todos:
somos hijos regenerados,
hijos bien nacidos en el dolor.